A lo largo de los diferentes momentos, de los meses de confinamiento por el COVID-19, numerosos medios de comunicación han afirmado, de forma categórica, que la criminalidad, en general, ha descendido en grandes cantidades mientras que la Cibercriminalidad ha llegado a máximos históricos.

Desde Derecho de la Red nos hemos planteado el reto de confirmar o desmentir dichas noticias. Para ello hemos utilizado diferentes datos extraídos de las páginas oficiales del Ministerio del Interior que posteriormente hemos plasmado en diversos gráficos, tras un exhaustivo análisis estadístico.

Comparativa criminalidad común

Por lo tanto vamos a realizar una comparación estadística entre la criminalidad del primer trimestre de 2019 con respecto al primero de 2020. Para llevar a cabo esta comparativa vamos a observar las diferencias entre 14 tipología delictivas según expresa el boletín del Ministerio del Interior; http://www.interior.gob.es/documents/10180/11389243/Balance+Criminalidad+Primer+Trimestre+2020.pdf/7f963d87-c094-4bb8-b071-9d5bbfcef290.

  1. Homicidios dolosos y asesinatos consumados
  2. Homicidios dolosos y asesinatos en grado tentativa
  3. Delitos graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria
  4. Secuestro
  5. Delitos contra la libertad e indemnidad sexual
  6. Agresión sexual con penetración
  7. Resto de delitos contra la libertad e indemnidad sexual
  8. Robos con violencia e intimidación
  9. Robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones
  10. Robos con fuerza en domicilios
  11. Hurtos
  12. Sustracciones de vehículos
  13. Tráfico de drogas
  14. Resto de infracciones penales

En primer lugar vamos a analizar si realmente se ha disminuido tanto la criminalidad como se ha planteado estos últimos meses. Para ello podemos observar la siguiente tabla de estadística descriptiva.

En ella podemos observar un número total de 14 casos, para los años 2019-2020, esto se refiere que se ha realizado el análisis sobre los 14 casos delictivos más propicios a llevarse a cabo anualmente.

A continuación, encontramos los casos mínimos y máximos entre ambos trimestres; en el caso del mínimo entre 2019 -2020 encontramos que solo hay una diferencia de 5 casos mientras que en el máximo, es decir, la mayor cantidad de casos registrada hay una diferencia de 9.068 casos, siendo inferiores en ambos momentos en 2020.

Con estos datos se puede considerar una gran diferencia, debido al volumen de casos que hemos visto, para comprobar que existe dicha diferencia nos vamos a fijar en la media de casos de ambos trimestres anuales; para 2019 tenemos 39.848, 50 casos de media, mientras para 2020 36165.50, aportando entre ambos trimestres una diferencia de 3.683 casos.

¿Estos datos son representativos?

La siguiente pregunta que deberíamos resolver es si dichos datos son estadísticamente significativos, es decir, si muestra una diferencia tan importante como para expresar la idea de un descenso inmenso de la criminalidad.

Antes de resolverla vamos a ilustrar de un modo más visual las diferencias entre la criminalidad de ambos trimestres.

Para ello en las siguientes imágenes se muestran unas gráficas que representan la cantidad de delitos entre ambos trimestres de 2019 y 2020.

En la primera se muestra ,de manera lineal, la curva delictiva de manera más visual, mientras que en la segunda se muestra una gráfica de barras, de modo que el punto en el que nos fijemos sean las cantidades de delitos, de manera específica.

La primera gráfica que mostramos, compara las medias de cada tipo delictivo, de modo que se refleje la oscilación de manera visual.

El siguiente gráfico estamos comparando la V1 (tipología delictiva) con el número de casos ocurridos, en general. De este modo se pretende observar, de una manera más clara, las diferencia entre ambos años.Como podemos analizar, en ambos esquemas, encontramos ilícitos que no han sufrido un cambio reseñable; serían los delitos comprendidos entre el 1 y el 6, ambos incluidos.

Sin embargo en los delitos 7, 7.1 encontramos una leve diferencia, siendo superior la cantidad de delitos cometidos en el primer trimestre de 2019, mientras que varía levente los ocurridos en la misma franja temporal de 2020. En esta misma línea encontramos que los delitos ocurridos en lo que se denomina como resto de infracciones penales no cuenta con una gran diferencia numérica, de modo que en la gráfica lineal es aparentemente imperceptible.

Primeras conclusiones

A pesar de ello la mayor diferencia que podemos encontrar es en los delitos de hurto siendo mayor en 2019 que en 2020 de manera más significativa.

En este punto volvamos a preguntarnos si la diferencia delictiva es tan reseñable como han apuntado los diferentes medios de comunicación.

Por lo tanto vamos a plantear nuestra hipótesis: La diferencia delictiva es altamente significativa.

El gráfico que se plantea a continuación expone de manera visual la diferencia de medias delictivas, entre ambos trimestres.

Como observamos, la diferencia  entre las medias de ambos trimestres no son altamente significativas, es decir; no existe una diferencia de delitos excesiva, a pesar de estos han disminuido al inicio de 2020.

Por lo tanto la primera conclusión que podemos extraer sobre el cambio en la criminalidad en España, en comparación con la primera etapa de 2019 y la primera de 2020 (perteneciente al inicio del COVID-19) es que efectivamente se ha dado una oscilación delictiva en ciertos momentos, de modo que ha disminuido la criminalidad en 2020 en un 8.90%. Analizando esta cantidad podemos concluir que no estamos ante una cifra tan alarmante como se nos ha trasladado en los medios de comunicación.

¿Qué ocurre con la cibercriminalidad?

Tomando como base datos del Ministerio del Interior, según su estudio de Cibercriminalidad referido a los hechos ocurridos en durante los últimos tres años: 2017-2019. Analizamos los siguientes delitos, extraídos de: http://www.interior.gob.es/documents/10180/9814700/Estudio+sobre+la+Cibercriminalidad+en+Espa%C3%B1a+2019.pdf/24bd3afb-5a8e-4767-9126-c6c3c256982b:

  1. Acceso e interceptación ilícita
  2. Amenazas y coacciones
  3. Contra el honor
  4. Contra la propiedad industrial e intelectual
  5. Delitos sexuales
  6. Falsificación informática
  7. Fraude informático
  8. Interferencia de datos y de sistemas
Report
 DATOS-2017DATOS-2018DATOS-2019
Mean14,674.8720,091.1327,287.38
N888
Std. Deviation32,577.30947,266.42566,822.149

A continuación analizamos la diferencia entre la media de delitos de estos años:

Observamos que la media de delitos ha incrementado progresivamente:

  • 2017-2018–> 5.416,26
  • 2017-2019–> 12.612,51
  • 2018-2019–> 7.196,25

Para obtener una representación visual de estos datos vamos a plantear una primera gráfica de barras que muestra la diferencia entre delitos.

Y una segunda gráfica lineal que representa el crecimiento de los ilícitos.

Por lo tanto podemos señalar que la Cibercriminalidad ha incrementado exponencialmente en los últimos 3 años.

A pesar de haber analizado únicamente los últimos 3 años, en los anteriores también hubo un incremento de la ciberdelincuencia. Esto significa que la estimación para 2020 es que se incremente a un ritmo similar a los anteriores.

Ahora, llegados a este punto, la pregunta que todos nos hacemos es ¿el incremento se realizará a un ritmo similar?, como hemos apuntado anteriormente o por el contrario ¿se ha incrementado a un ritmo mucho mayor durante el confinamiento del COVID-19?

 ¿Es real el incremento del cibercrimen?

El Doctor Abel González García, Director de la departamento de Criminología de la UDIMA colabora en esta ocasión con nosotros y nos ha facilitado la siguiente investigación que ha realizado. Esta investigación permite aproximarnos a la realidad de la ciberdelincuencia durante el Covid-19.

Primeros datos del impacto de la pandemia Covid-19 en la cibervictimización

Con esta pandemia los criminólogos nos encontramos en un momento histórico en el que podemos comprobar múltiples teorías criminológicas. En palabras de Stikle y Felson (2020) puede ser el experimento más largo en la historia de la Criminología. De hecho, uno de los postulados de la Teoría de las Actividades Cotidianas (Cohen y Felson, 1979) indica que los cambios en las “rutinas” (cotidianeidad, más bien) de las personas influye en el delito.

En este caso, hemos cambiado y pasamos mucho menos tiempo en la calle, nuestra actividad se ha desplazado al ciberespacio. Por ejemplo, en el mes de mayo se publicaba un breve estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en el que se indicaba un aumento del 60% en el tráfico de los puntos de intercambio de Internet en los países de esta zona y cifra este aumento en que la mayoría de las personas se encontraban trabajando, estudiando, transmitiendo películas y videojuegos o realizando videollamadas (networkworld 4/5/2020).

En este sentido gran parte de los estudios en cibercriminología indican que un aumento de la frecuencia del uso de Internet se halla detrás del aumento en las probabilidades de victimización, una revisión de este asunto ya se encuentra en un artículo de Holt y Boosler (2008) donde examinan la aplicabilidad de las actividades cotidianas y el estilo de vida de las víctimas a la cibervictimización. Aquí nos planteamos conocer si los datos que tenemos hasta el momento indican este aumento.

Lo primero que debemos decir es que en España no existen datos de cibervictimización actualizados, ni hay datos oficiales de denuncias referidos a la primera mitad de este año 2020, ni hay datos de encuestas de victimización (o por lo menos este autor no las ha encontrado).

A nivel global existen informes que indican el aumento de ciberataques. Con estos mimbres debemos tejer el cesto (conocer si los cambios en las actividades de los ciudadanos han hecho que aumente el cibercrimen), y lo haremos de la siguiente manera, empezaremos a través de la constatación del aumento de ciberataques, tras lo que veremos dos estudios anglosajones en el que uno sí indica que hay un amento en la cibervictimización por fraudes, y otro, con tipologías más extensas, indica que no ha habido un aumento.

Tipos de cibercrimen

Una de las primeras cuestiones será conocer el tipo de cibercrimen que existe, para posteriormente conocer si ha habido aumentos en tipologías concretas. Una clasificación que se realiza en el ámbito de la cibercriminología es en cuanto a Cyber-focused crime (cibercrímenes puros, aquellos que tienen como objetivo el propio espacio digital o ciberespacio) y Cyber-Enabled crime (cibercrímenes dependientes, que son aquellos que tienen su espejo en el espacio físico tradicional).

Referido al primer grupo, destacan los siguientes, para los que seguiremos el análisis de Fontanilla (2020):

  1. Ransomware, ataque en el que los cibercriminales pueden encriptar los datos de hospitales, laboratorios u otros centros de investigación y atención a enfermos de COVID-19, y después pedir un rescate para “desencriptar” los datos. Aquí no tenemos datos a nivel global de ataques que hayan tenido éxito, más que algún reporte de intentos, como la empresa 10x Genomics, que es parte de una alianza que trabaja con pacientes recuperados de COVID-19,  y que sufrió el robo de datos, sin el encriptado y posterior petición de rescate; o el ataque a un centro de pruebas del coronavirus en la República Checa que tuvo que paralizar su actividad (pandasecurity, 27/03/2020). Otro informe, de la empresa S21Sec indica que ha habido 400.000 registros más de campañas de ransomware   el primer semestre de 2020 con respecto a 2019, siendo las infraestructuras críticas las más afectadas (Gascón, 14/07/2020).
  2. Spam, aunque hay dudas sobre considerar este tipo de modalidad como cibercrimen o no, aunque sea el vehículo o vector de ataque para otro tipo de ciberataque, el servicio secreto de Estados Unidos ha detectado el envío de correos electrónicos relacionados con el coronavirus y con adjuntos maliciosos.
  3. Phising, es la modalidad más importante de ciberfraude o ciberestafa. En este caso los cibercriminales envían correos electrónicos con avisos para la protección frente al coronavirus en los que solicitan la inclusión de una serie de datos personales o pinchar en un enlace determinado. En este sentido, también destaca la ingeniería social, con la utilización de habilidades sociales para obtener datos, o la modalidad de vishing, ya que el engaño se produce a través de llamadas telefónicas o smising donde se utilizan sms para obtener los datos y continuar con el fraude o la estafa. Aquí destacan también el aumento del número de aplicaciones maliciosas, la mayoría para dispositivos Android en las que se facilitan mapas de seguimiento de las infecciones (OSI, 25/03/2020). También ha habido una evolución en el acceso a URL´s maliciosas, se ha pasado de 4.028 accesos en febrero de 2020 a 897.711 en marzo de este año (Fontanilla, 2020, con datos de Trend Micro Security News).

En lo referente al segundo grupo, destaca el ciberacoso (sobre todo el sexual) y las campañas de desinformación. En el primero de los casos, no se han encontrado datos específicos, pero sí existe la preocupación por parte de Europol en cuanto al aumento de este tipo de intentos por parte de los ciberacosadores, ya que hay mayor número conectado y los menores también pasan más tiempo conectados, incluso para la realización de las tareas escolares (Europol, 2020).

A este respecto tenemos datos (indirectos) con un aumento del 54% de las llamadas en el mes de abril de 2020 con respecto al mes de marzo en Estados Unidos por casos de sexting (incluido el reverge porn, pornografía por venganza) (Barbel, 29/07/2020). Otros datos que aporta la policía española recogidos en el informe de EC3 (3/04/2020) es que el intercambio de archivos con material de explotación y abusos sexuales infantiles ha aumentado en el mes de marzo de 2020 con respecto a los meses de marzo desde 2017, en concreto este informe identifica 16.911 archivos intercambiados peer to peer desde el 17-24 de marzo de 2020 y un aumento a 21.094 entre el 24-31 de marzo de 2020. En España podemos acercarnos a través de datos de la fundación ANAR y las llamadas a su teléfono, con un total de 2000 durante el tiempo de confinamiento, la mayoría referida a casos de violencia offline, pero con un 2,5% de cyberbullying.

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Vista previa(abre en una nueva pestaña)Añadir el títuloEl incremento del cibercrimen por el COVID-19, ¿es real?

A lo largo de los diferentes momentos, de los meses de confinamiento por el COVID-19, numerosos medios de comunicación han afirmado, de forma categórica, que la criminalidad, en general, ha descendido en grandes cantidades mientras que la Cibercriminalidad ha llegado a máximos históricos.

Desde Derecho de la Red nos hemos planteado el reto de confirmar o desmentir dichas noticias. Para ello hemos utilizado diferentes datos extraídos de las páginas oficiales del Ministerio del Interior que posteriormente hemos plasmado en diversos gráficos, tras un exhaustivo análisis estadístico.

Comparativa criminalidad común

Por lo tanto vamos a realizar una comparación estadística entre la criminalidad del primer trimestre de 2019 con respecto al primero de 2020. Para llevar a cabo esta comparativa vamos a observar las diferencias entre 14 tipología delictivas según expresa el boletín del Ministerio del Interior; http://www.interior.gob.es/documents/10180/11389243/Balance+Criminalidad+Primer+Trimestre+2020.pdf/7f963d87-c094-4bb8-b071-9d5bbfcef290.

  1. Homicidios dolosos y asesinatos consumados
  2. Homicidios dolosos y asesinatos en grado tentativa
  3. Delitos graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria
  4. Secuestro
  5. Delitos contra la libertad e indemnidad sexual
  6. Agresión sexual con penetración
  7. Resto de delitos contra la libertad e indemnidad sexual
  8. Robos con violencia e intimidación
  9. Robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones
  10. Robos con fuerza en domicilios
  11. Hurtos
  12. Sustracciones de vehículos
  13. Tráfico de drogas
  14. Resto de infracciones penales

En primer lugar vamos a analizar si realmente se ha disminuido tanto la criminalidad como se ha planteado estos últimos meses. Para ello podemos observar la siguiente tabla de estadística descriptiva.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es image-9.png

En ella podemos observar un número total de 14 casos, para los años 2019-2020, esto se refiere que se ha realizado el análisis sobre los 14 casos delictivos más propicios a llevarse a cabo anualmente.

A continuación, encontramos los casos mínimos y máximos entre ambos trimestres; en el caso del mínimo entre 2019 -2020 encontramos que solo hay una diferencia de 5 casos mientras que en el máximo, es decir, la mayor cantidad de casos registrada hay una diferencia de 9.068 casos, siendo inferiores en ambos momentos en 2020.

Con estos datos se puede considerar una gran diferencia, debido al volumen de casos que hemos visto, para comprobar que existe dicha diferencia nos vamos a fijar en la media de casos de ambos trimestres anuales; para 2019 tenemos 39.848, 50 casos de media, mientras para 2020 36165.50, aportando entre ambos trimestres una diferencia de 3.683 casos.

¿Estos datos son representativos?

La siguiente pregunta que deberíamos resolver es si dichos datos son estadísticamente significativos, es decir, si muestra una diferencia tan importante como para expresar la idea de un descenso inmenso de la criminalidad.

Antes de resolverla vamos a ilustrar de un modo más visual las diferencias entre la criminalidad de ambos trimestres.

Para ello en las siguientes imágenes se muestran unas gráficas que representan la cantidad de delitos entre ambos trimestres de 2019 y 2020.

En la primera se muestra ,de manera lineal, la curva delictiva de manera más visual, mientras que en la segunda se muestra una gráfica de barras, de modo que el punto en el que nos fijemos sean las cantidades de delitos, de manera específica.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es 1-1.jpg

La primera gráfica que mostramos, compara las medias de cada tipo delictivo, de modo que se refleje la oscilación de manera visual.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es image-36.png

El siguiente gráfico estamos comparando la V1 (tipología delictiva) con el número de casos ocurridos, en general. De este modo se pretende observar, de una manera más clara, las diferencia entre ambos años.Como podemos analizar, en ambos esquemas, encontramos ilícitos que no han sufrido un cambio reseñable; serían los delitos comprendidos entre el 1 y el 6, ambos incluidos.

Sin embargo en los delitos 7, 7.1 encontramos una leve diferencia, siendo superior la cantidad de delitos cometidos en el primer trimestre de 2019, mientras que varía levente los ocurridos en la misma franja temporal de 2020. En esta misma línea encontramos que los delitos ocurridos en lo que se denomina como resto de infracciones penales no cuenta con una gran diferencia numérica, de modo que en la gráfica lineal es aparentemente imperceptible.

Primeras conclusiones

A pesar de ello la mayor diferencia que podemos encontrar es en los delitos de hurto siendo mayor en 2019 que en 2020 de manera más significativa.

En este punto volvamos a preguntarnos si la diferencia delictiva es tan reseñable como han apuntado los diferentes medios de comunicación.

Por lo tanto vamos a plantear nuestra hipótesis: La diferencia delictiva es altamente significativa.

El gráfico que se plantea a continuación expone de manera visual la diferencia de medias delictivas, entre ambos trimestres.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es image-12.png

Como observamos, la diferencia  entre las medias de ambos trimestres no son altamente significativas, es decir; no existe una diferencia de delitos excesiva, a pesar de estos han disminuido al inicio de 2020.

Por lo tanto la primera conclusión que podemos extraer sobre el cambio en la criminalidad en España, en comparación con la primera etapa de 2019 y la primera de 2020 (perteneciente al inicio del COVID-19) es que efectivamente se ha dado una oscilación delictiva en ciertos momentos, de modo que ha disminuido la criminalidad en 2020 en un 8.90%. Analizando esta cantidad podemos concluir que no estamos ante una cifra tan alarmante como se nos ha trasladado en los medios de comunicación.

¿Qué ocurre con la cibercriminalidad?

Tomando como base datos del Ministerio del Interior, según su estudio de Cibercriminalidad referido a los hechos ocurridos en durante los últimos tres años: 2017-2019. Analizamos los siguientes delitos, extraídos de: http://www.interior.gob.es/documents/10180/9814700/Estudio+sobre+la+Cibercriminalidad+en+Espa%C3%B1a+2019.pdf/24bd3afb-5a8e-4767-9126-c6c3c256982b:

  1. Acceso e interceptación ilícita
  2. Amenazas y coacciones
  3. Contra el honor
  4. Contra la propiedad industrial e intelectual
  5. Delitos sexuales
  6. Falsificación informática
  7. Fraude informático
  8. Interferencia de datos y de sistemas
Report
 DATOS-2017DATOS-2018DATOS-2019
Mean14,674.8720,091.1327,287.38
N888
Std. Deviation32,577.30947,266.42566,822.149

A continuación analizamos la diferencia entre la media de delitos de estos años:

Observamos que la media de delitos ha incrementado progresivamente:

  • 2017-2018–> 5.416,26
  • 2017-2019–> 12.612,51
  • 2018-2019–> 7.196,25

Para obtener una representación visual de estos datos vamos a plantear una primera gráfica de barras que muestra la diferencia entre delitos.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es image-18.png

Y una segunda gráfica lineal que representa el crecimiento de los ilícitos.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es image-15.png

Por lo tanto podemos señalar que la Cibercriminalidad ha incrementado exponencialmente en los últimos 3 años.

A pesar de haber analizado únicamente los últimos 3 años, en los anteriores también hubo un incremento de la ciberdelincuencia. Esto significa que la estimación para 2020 es que se incremente a un ritmo similar a los anteriores.

Ahora, llegados a este punto, la pregunta que todos nos hacemos es ¿el incremento se realizará a un ritmo similar?, como hemos apuntado anteriormente o por el contrario ¿se ha incrementado a un ritmo mucho mayor durante el confinamiento del COVID-19?

 ¿Es real el incremento del cibercrimen?

El Doctor Abel González García, Director de la departamento de Criminología de la UDIMA colabora en esta ocasión con nosotros y nos ha facilitado la siguiente investigación que ha realizado. Esta investigación permite aproximarnos a la realidad de la ciberdelincuencia durante el Covid-19.

Primeros datos del impacto de la pandemia Covid-19 en la cibervictimización

Con esta pandemia los criminólogos nos encontramos en un momento histórico en el que podemos comprobar múltiples teorías criminológicas. En palabras de Stikle y Felson (2020) puede ser el experimento más largo en la historia de la Criminología. De hecho, uno de los postulados de la Teoría de las Actividades Cotidianas (Cohen y Felson, 1979) indica que los cambios en las “rutinas” (cotidianeidad, más bien) de las personas influye en el delito.

En este caso, hemos cambiado y pasamos mucho menos tiempo en la calle, nuestra actividad se ha desplazado al ciberespacio. Por ejemplo, en el mes de mayo se publicaba un breve estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en el que se indicaba un aumento del 60% en el tráfico de los puntos de intercambio de Internet en los países de esta zona y cifra este aumento en que la mayoría de las personas se encontraban trabajando, estudiando, transmitiendo películas y videojuegos o realizando videollamadas (networkworld 4/5/2020).

En este sentido gran parte de los estudios en cibercriminología indican que un aumento de la frecuencia del uso de Internet se halla detrás del aumento en las probabilidades de victimización, una revisión de este asunto ya se encuentra en un artículo de Holt y Boosler (2008) donde examinan la aplicabilidad de las actividades cotidianas y el estilo de vida de las víctimas a la cibervictimización. Aquí nos planteamos conocer si los datos que tenemos hasta el momento indican este aumento.

Lo primero que debemos decir es que en España no existen datos de cibervictimización actualizados, ni hay datos oficiales de denuncias referidos a la primera mitad de este año 2020, ni hay datos de encuestas de victimización (o por lo menos este autor no las ha encontrado).

A nivel global existen informes que indican el aumento de ciberataques. Con estos mimbres debemos tejer el cesto (conocer si los cambios en las actividades de los ciudadanos han hecho que aumente el cibercrimen), y lo haremos de la siguiente manera, empezaremos a través de la constatación del aumento de ciberataques, tras lo que veremos dos estudios anglosajones en el que uno sí indica que hay un amento en la cibervictimización por fraudes, y otro, con tipologías más extensas, indica que no ha habido un aumento.

Tipos de cibercrimen

Una de las primeras cuestiones será conocer el tipo de cibercrimen que existe, para posteriormente conocer si ha habido aumentos en tipologías concretas. Una clasificación que se realiza en el ámbito de la cibercriminología es en cuanto a Cyber-focused crime (cibercrímenes puros, aquellos que tienen como objetivo el propio espacio digital o ciberespacio) y Cyber-Enabled crime (cibercrímenes dependientes, que son aquellos que tienen su espejo en el espacio físico tradicional).

Referido al primer grupo, destacan los siguientes, para los que seguiremos el análisis de Fontanilla (2020):

  1. Ransomware, ataque en el que los cibercriminales pueden encriptar los datos de hospitales, laboratorios u otros centros de investigación y atención a enfermos de COVID-19, y después pedir un rescate para “desencriptar” los datos. Aquí no tenemos datos a nivel global de ataques que hayan tenido éxito, más que algún reporte de intentos, como la empresa 10x Genomics, que es parte de una alianza que trabaja con pacientes recuperados de COVID-19,  y que sufrió el robo de datos, sin el encriptado y posterior petición de rescate; o el ataque a un centro de pruebas del coronavirus en la República Checa que tuvo que paralizar su actividad (pandasecurity, 27/03/2020). Otro informe, de la empresa S21Sec indica que ha habido 400.000 registros más de campañas de ransomware   el primer semestre de 2020 con respecto a 2019, siendo las infraestructuras críticas las más afectadas (Gascón, 14/07/2020).
  2. Spam, aunque hay dudas sobre considerar este tipo de modalidad como cibercrimen o no, aunque sea el vehículo o vector de ataque para otro tipo de ciberataque, el servicio secreto de Estados Unidos ha detectado el envío de correos electrónicos relacionados con el coronavirus y con adjuntos maliciosos.
  3. Phising, es la modalidad más importante de ciberfraude o ciberestafa. En este caso los cibercriminales envían correos electrónicos con avisos para la protección frente al coronavirus en los que solicitan la inclusión de una serie de datos personales o pinchar en un enlace determinado. En este sentido, también destaca la ingeniería social, con la utilización de habilidades sociales para obtener datos, o la modalidad de vishing, ya que el engaño se produce a través de llamadas telefónicas o smising donde se utilizan sms para obtener los datos y continuar con el fraude o la estafa. Aquí destacan también el aumento del número de aplicaciones maliciosas, la mayoría para dispositivos Android en las que se facilitan mapas de seguimiento de las infecciones (OSI, 25/03/2020). También ha habido una evolución en el acceso a URL´s maliciosas, se ha pasado de 4.028 accesos en febrero de 2020 a 897.711 en marzo de este año (Fontanilla, 2020, con datos de Trend Micro Security News).

En lo referente al segundo grupo, destaca el ciberacoso (sobre todo el sexual) y las campañas de desinformación. En el primero de los casos, no se han encontrado datos específicos, pero sí existe la preocupación por parte de Europol en cuanto al aumento de este tipo de intentos por parte de los ciberacosadores, ya que hay mayor número conectado y los menores también pasan más tiempo conectados, incluso para la realización de las tareas escolares (Europol, 2020).

A este respecto tenemos datos (indirectos) con un aumento del 54% de las llamadas en el mes de abril de 2020 con respecto al mes de marzo en Estados Unidos por casos de sexting (incluido el reverge porn, pornografía por venganza) (Barbel, 29/07/2020). Otros datos que aporta la policía española recogidos en el informe de EC3 (3/04/2020) es que el intercambio de archivos con material de explotación y abusos sexuales infantiles ha aumentado en el mes de marzo de 2020 con respecto a los meses de marzo desde 2017, en concreto este informe identifica 16.911 archivos intercambiados peer to peer desde el 17-24 de marzo de 2020 y un aumento a 21.094 entre el 24-31 de marzo de 2020. En España podemos acercarnos a través de datos de la fundación ANAR y las llamadas a su teléfono, con un total de 2000 durante el tiempo de confinamiento, la mayoría referida a casos de violencia offline, pero con un 2,5% de cyberbullying.

La segunda de las tipologías, relativa a la desinformación, también ha preocupado al Centro Europeo contra el Cibercrimen (EC3) (2020) y lo muestra a través de su informe “Catching the virus, cybercrime, disinformation and the COVID-19 pandemic” donde concluye que las organizaciones criminales y los actores estatales utilizan esta desinformación sobre el COVID19 con intereses geopolíticos, pero no tenemos más datos, más que los intentos de Rusia por atacar laboratorios en los que se trabaja para generar una vacuna, eso sí, a través de información periodística (Ollero, 16/07/2020).

Algunos estudios…

Una vez hecho el repaso por el aumento de los ciberataques, me gustaría exponer aquí un par de estudios que se han interesado por conocer si ha habido un aumento de los casos de victimización.

El primero de ellos, de Payne (2020), aunque se centra en conocer y explicar el por qué del aumento de los casos de ciberfraude en Estados Unidos entre las personas mayores de 50 años, aquí los que nos interesan son los datos de ciberfraude que recoge a través de la Federal Trade Commission estadounidense. Las cifras generales muestran el aumento del ciberfraude en todas las edades en el primer trimestre de 2020 con respecto a los primeros trimestres desde 2017.

En concreto, se pasa de 163614 casos en el primer trimestre de 2019 a 173188 en el primer trimestre de 2020, 9574 casos más. Y, además, destaca que existe un aumento en todas las franjas de edad desde menos de 20 años a los 50 años. Podemos ver la evolución en el siguiente gráfico (elaboración propia a partir de Payne, 2020).

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El otro estudio que se puede reseñar aquí es el de Howdon, Parti & Derden (2020), en este análisis comparan las ratio de cibercrimen pre-pandemia con las post-pandemia. El primer hallazgo, sorprendente, es que el COVID-19 no ha cambiado las ciberrutinas, y por tanto no ha cambiado la cibervicimización. Aquí el debate está servido. Veamos los datos en profundidad: estos investigadores realizaron dos encuestas, la primera -preCOVID19- del 24 al 30 de noviembre de 2019 y la segundad -postCOVID19- del 14 al 17 de abril de 2020.

En la primera obtuvieron una muestra de 1315 sujetos y en la segunda 1021. Los tipos de victimización por los que se interesan y los resultados (porcentajes de victimización y resultados chi-cuadrado) pre y post los recogemos en la siguiente tabla (elaboración propia a partir de Howdon, Parti & Derden, 2020).

TIPOLOGÍApre-COVID (%)post-COVID (%)Chi-cuadrado (p)
Perder dinero por un fraude (mail, website u otro medio)11,1610,78.780
Utilizar tu identidad para avriri una cuesta bancaria, tarjeta de crédtio u otro sistema de pago online9,328,91.748
Transacciones desconocidas en tus cuentas18,1616,65.363
Recibir notificaciones de que tus datos personales han sido robados20,8916,11.005
Comentarios injuriosos o imágenes o vídeos sobre ti online10,9511,51.685
Comentarios sexuales online sobre ti13,0212,55.745
Virus que afecta a tus aparatos12,210,92.359

Solo hay diferencias estadísticamente significativas en recibir notificaciones de que tus datos han sido robados, en el resto no. Y en todas las tipologías, excepto la de comentarios e imágenes ofensivos o injuriosos, se produce un descenso del pre-COVID al post-COVID.

Conclusiones

En conclusión, se puede decir que sí se ha constatado el aumento del uso del ciberespacio por parte de la población, también el aumento de campañas maliciosas y la utilización de la pandemia por parte de los cibercriminales, pero no tenemos datos relativos a su impacto real en cuanto a la victimización sufrida por las personas en este periodo, habrá que esperar a obtener datos oficiales o a la publicación de encuestas de victimización.

Sí parece apuntar todo ello a un aumento, pero debemos esperar a obtener la evidencia en este sentido, o en otro, porque como se ha demostrado un estudio pre y post COVID19 no indica aumentos en las tasas de cibervictimización. Y ello nos lleva a pensar que las personas han estado más concienciadas para no caer en el cibercrimen, a pesar del aumento del esfuerzo de los cibercriminales en este tiempo.

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