De un tiempo a esta parte, hemos podido comprobar como la inteligencia artificial y especialmente las implementaciones que va publicando ChatGPT, aparecen en los titulares. No hay duda de que, la posibilidad de interactuar con una IA (Inteligencia Artificial) de este estilo es muy sencilla e intuitiva y nos muestra resultados redactados correctamente y con coherencia, lo cual supone un avance importante. No obstante, como ocurre con todos los avances tecnológicos, se empieza a apreciar su cara oscura, especialmente por el uso malintencionado e irresponsable que ya están llevando a cabo ciberdelincuentes y usuarios arriesgados.

El día 14 de este mes, se lanzó públicamente GPT-4, la nueva versión y más avanzada de la IA que está revolucionando a todo el mundo desde que se facilitó el acceso de forma pública, el pasado mes de noviembre de 2022, mediante su versión GPT-3. Como era de esperar, los usuarios se han lanzado a comprobar las mejoras implementadas en esta nueva versión y la empresa desarrolladora nos muestra cómo supera a su antecesora.

Pudiendo comprobar el revuelo que ya produjo el lanzamiento de ChatGPT hace pocos meses, OpenAI espera conseguir más beneficios e inversores gracias a las implementaciones de su nuevo modelo de IA. Pero, no deberíamos olvidar que esta tecnología, al margen de ser de gran ayuda en infinidad de tareas, también puede ser usada como arma de valor incalculable por los ciberdelincuentes.

Siendo realistas, la aplicación tan eficiente para algunas cosas, puede ser una herramienta de engaño para otras. Gobiernos y autoridades educativas de distintos países, han convenido en limitar su uso por parte de los estudiantes, ya que milagrosamente una persona con pocas dotes en la redacción, puede presentar trabajos prodigiosos gracias a la utilización de esta herramienta. Esto, por no comentar que se ha podido comprobar la capacidad que puede llegar a tener la IA, para redactar si es necesario una tesis doctoral, scripts, etc. Puedo asegurar que en mi caso, no existe ni existirá interés alguno en que la IA, suplante mi interés por la escritura y mostrar a quien pueda interesar los contenidos sobre los que me apetezca informar.

Dicho esto, debemos mostrar cierto respeto o reserva, ante la capacidad demostrada por la IA para generar correos de phishing conteniendo código malicioso (malware). Ello ya ha sido aprovechado por ciberdelincuentes en sus campañas de propagación de malware y se espera que lo sigan haciendo durante los próximos meses, a pesar de las limitaciones que la empresa desarrolladora impone, para evitar que su modelo de Inteligencia Artificial sea usado con fines maliciosos.

Inteligencia Artificial

La de GPT no es la única existente, ya que otras empresas desarrollan sus propios modelos de IA, especializados algunos en campos como el de tratamiento de las imágenes o reproducción de voz, incluso presentadores virtuales que tras introducir el texto deseado, un hombre o mujer de nuestra elección y con la voz que elijamos, dice lo que podría estar comunicando una presentadora de un canal de televisión, por ejemplo. El abanico de posibilidades tan amplio, permite contar con distintas opciones a la hora de preparar un ataque, explotando la incapacidad de muchos usuarios para distinguir entre contenido real o el que ha sido generado por una IA. Desde la propagación de fake news (noticias falsas), hasta el robo de información mediante la utilización de vídeos en Youtube, generados por inteligencia artificial y que suplantan tutoriales para conseguir así la descarga de versiones piratas de software de pago. Por ejemplo, robando las credenciales que usan los usuarios para acceder a su canal de YouTube y con lo que los ciberdelincuentes consiguen propagar su “modus operandi” y conseguir nuevas víctimas.

Pero, no es sólo esto.

Además de usar imágenes o audios casi reales, el interés por las nuevas aplicaciones que pueda tener la IA, ha llevado a los ciberdelincuentes a captar nuevas víctimas entre quienes buscan de forma sencilla aprovechar sus beneficios. Por ello, no es de extrañar que encontremos extensiones maliciosas en navegadores como el mismo Chrome u otros basados en Chromium (que aprovecha la tienda de aplicaciones de Google), y que prometen un fácil acceso a las ventajas que ya ofrece ChatGPT.

Pese a encontrar extensiones que cumplen lo prometido, ofrecen conexión a la API de ChatGPT, pero en segundo plano roban las credenciales de todo tipo de acceso a servicios online, como pueden ser las de nuestra cuenta de correo o de redes sociales. Como podemos comprobar, los ciberdelincuentes le han dado una vuelta y aprovechan el interés creciente que ya existe alrededor de la IA.

El usuario debe tener mucho cuidado cuando usa servicios como ChatGPT y comparte su información confidencial. Pese a que ChatGPT no tenga capacidad de almacenar dicha información, ésta podría sufrir vulnerabilidades respecto a la privacidad y confidencialidad, a la hora de usarla online en estos servicios.

Con la intención de aportar un ejemplo positivo del uso de la Inteligencia Artificial, en el ámbito de la ciberseguridad existen empresas que llevan décadas trabajando en este campo y comenzaron a implementar sus propios modelos de inteligencia artificial para poder detectar amenazas y han ido evolucionando, para que resulten más efectivos contra las amenazas cambiantes.

Mi opinión.

Es comprensible que muchos, busquemos aplicaciones prácticas a los modelos de IA que han ido apareciendo en los últimos años. Personalmente, he hecho mis pinitos en la experimentación con la IA, desde obtención de fotografías (mi foto de perfil está tratada con IA), hasta realizar presentaciones de tipo corporativo sin tener que realizar un casting para seleccionar a una presentadora o acondicionar un set de estudio de grabación con un fondo que no deba ser el despacho personal de nadie.

Son muchas las opciones que puede ofrecer la Inteligencia Artificial, una vez entrenada. Pero cuando no lo está, se nota a la legua la falta de expresividad en la comunicación por parte de la presentadora o se advierte una entonación típica de alguien que sabe que no va a cobrar por su trabajo. Eso sin mencionar que a mi perro (un precioso ejemplar de Bichón Maltés), le ponga una quinta pata en lugar de la cola o a un monoplaza de la escudería Ferrari de F1, muchas más ruedas de las que permite la FIA para todo un Gran Premio.

Bromas aparte, no debemos olvidarnos que la IA puede ser usada en nuestra contra, por lo que debemos permanecer muy vigilantes, evitando caer en la trampa que los ciberdelincuentes preparan de forma eficiente, para conseguir lo que desean. Tampoco deberíamos darle un protagonismo desmesurado, puesto que las mejoras obtenidas por dichas aplicaciones son el resultado de nuestra participación y colaboración originada por la novedad, siendo altruistamente cómplices del mayor o menor éxito obtenido por dichas aplicaciones y que después se traducirá en beneficios económicos para las empresas desarrolladoras, debiendo pagar nuestra cuota para poder usarlas para nuestro beneficio.

Porque no hay que olvidar que, el hecho de que yo suba una simple foto y pueda descargarme un vídeo en el que aparezco de forma prodigiosa cantando La Traviata para mi postureo personal en redes sociales, tiene un coste poco asequible.

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