Intercambiaban todo tipo de contenidos relacionados con la explotación sexual infantil a través de archivos multimedia y enlaces de descarga al servicio en la nube que los albergaba
Gracias a los mecanismos de cooperación policial internacional, los ciberagentes recibieron información de que un ciudadano español había subido a su email fotografías de pornografía infantil.
Los agentes localizaron el domicilio desde el que se había subido el material pornográfico, en una localidad cordobesa.




