Ser o no ser? Esa es la cuestión“. Aunque tal vez debamos reformularla por “estar o no estar“.

¿Queremos estar en Matrix o fuera? ¿Queremos ser “maquinas” que alimentan esta era del dato y de la información (que tenemos, manejamos y generamos) o queremos estar “unplugged“?

La respuesta es booleana pues parece no haber término medio. La decisión se antoja compleja y con repercusiones importantes en cualquier caso. Aunque quizá no tengamos que decidir porque, de una manera u otra, ya estemos en Matrix (incluso sin saberlo, o sin querer saberlo).  ¿Hay vuelta de hoja? Si la hay puede ser compleja y con tan alto impacto que no la deseemos.

Hablamos de SaaS (Software as a Service), PaaS (Plattform as a Service), IaaS (Infraestructure as a Service). Multitud de acepciones [X]aaS (“[Algo] como servicio”).

Pero, ¿y PEaaS? (“People as a Service“). O, ¿quizá mejor PDaaS (“Personal Data as a Service“)? No suena tanto ¿verdad? Pensemos de nuevo porque está a la orden del día.

Continuamente “alguien” “consigue” y trabaja con nuestros datos.

  • Servicios (banca, telefonía, internet, luz, gas.).
  • Comercios (tiendas físicas y online -Amazon, eBay, AliExpress-).
  • (Todas) Las webs donde navegamos.
  • Correo electrónico (Gmail, Hotmail, Microsoft Outlook).
  • Ocio (Netflix, HBO, Amazon, juegos online).
  • Apps (WhatsApp, Cámara, Navegadores, Maps, GPS)
  • Redes Sociales (Facebook, Twitter, LinkedIN, Instagram, Tik Tok).
  • Dispositivos (smartphones, tablets, iwatch, wereables).
  • Electrodomésticos (SmartTV, nevera inteligente, lavadora, robot aspirador, báscula).

Recopilando datos personales habituales.

  • Dirección.
  • Email.
  • Nº de teléfono.
  • DNI.

Otros “algo más” sensibles.

  • Nº de cuentas corrientes.
  • Nº de tarjetas bancarias.
  • Credenciales de acceso (banca y servicios online).

Y algunos críticos.

  • Huella dactilar.
  • Reconocimiento facial.
  • Datos biológicos y médicos.
  • Hábitos y costumbres.
  • Ideologías políticas.
  • Creencias religiosas.
  • Contenidos de emails.
  • Fotografías y vídeos.
  • Documentos (Word, Excel, BD, PDFs).

Nuestros datos (de todo tipo) no solamente son tratados por las “GAFAs” (Google, Apple, Facebook, Amazon) y otras grandes tecnológicas. También por otros aunque quizá no seamos tan conscientes de ello y éstos no manejen tantos datos ni tan sensibles.

Es la clave de nuestra era. El poder del DATO. Pagamos con él. Es moneda de cambio y con él nos gobiernan. “No somos útiles por nosotros mismos” sino por la cantidad y el valor de los datos que generamos y las repercusiones que esto tiene. Somos máquinas de producción de información. Somos “Personas como servicio” (PEaaS).

Ante esto poco podemos hacer. O salimos de Matrix “desconectándonos” de TODO (con lo que supone, si es posible), o seguimos dentro pero cautos y precavidos. Quizá lo segundo sea lo suyo.

Pero, ¿quién cuida convenientemente de nuestros datos? ¿Y si caen en manos indebidas (quien los tiene sufre un ciberataque)? ¿Y si utilizan esos datos para robarnos la identidad y cometer acciones ilícitas, ilegales o delictivas en nuestro nombre? Ante esto solo precaución y prevención, así como remediación y reacción a tiempo si ocurre.

Pensamos en ciberseguridad como virus, ransomware, ciberataques. Pero ahora el objetivo de los ciberdelincuentes es muy dirigido y en el 99’99% de los casos ECONÓMICO. Los medios empleados, infinitos: ingeniería social, phishing, fakes, malware, ransomware, troyanos, etc.

Por eso la ciberseguridad debe centrarse en la protección del DATO, la privacidad, la confidencialidad, la identidad. El DATO es el actual dinero e incluso tiene más valor. Con el dato se obtiene fácilmente el dinero.

Entonces, ¿qué pastilla eliges? ¿La azul? ¿La roja? O, ¿prefieres una morada, tuneada a tu antojo que te permita estar SEGURO DENTRO DE MATRIX? 😉

¿Qué opinas?


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