Cuando hablamos de Ciberdelincuencia y Ciberseguridad solemos volcar nuestra atención en delincuentes y sus formas de cometer delitos. En Derecho de la Red ya hemos hablado de ellos y hemos explicado varias cuestiones circundantes a la delincuencia y a la ciberdelincuencia, pero ¿Qué ocurre con las víctimas? Hoy os presentamos el siguiente artículo: la víctima, el otro lado del mal.
Antes de comenzar os dejo por aquí uno datos sobre el perfil del ciberdelincuente. El perfil del ciberdelincuente: los patrones del mal.
¿Quién es la víctima?
Esta es fácil, ¿no? Todos podemos situar a la víctima de un delito como la persona que sufre las consecuencias de un ilícito, y efectivamente esto es lo que define la RAE como víctima.
Pero como a nosotros nos gusta hilar fino vamos a ver lo que dice el Código Penal, “la víctima es la persona que es titular de un bien jurídico lesionado por un hecho delictivo”. Es decir, que para ser víctima se tiene que “lesionar” el bien jurídico, que básicamente es lo que protege en última instancia el Código Penal. Por ejemplo, en un delito de homicidio el bien jurídico protegido es la vida.
En los considerados ciberdelitos podemos encontrar un sujeto al que le roban la identidad mediante un delito de Phishing, en este caso el Bien Jurídico que se protege es que las personas son quienes dicen que son.
Tipología de victimización.
Cuando hablamos de víctimas no nos referimos únicamente a la persona que es afectada por un delito, ya que estaríamos metiendo a muchas personas en un mismo saco.
Por ello, desde la criminología se han propuesto 3 grandes grupos de clasificación de la victimización.
- Primaria: Se refiere a la que deriva de un delito directamente. Por ejemplo un sujeto que ha sido grabado sin su consentimiento, mediante la infección de su ordenador con un malware.
- Secundaria: Es la que hace referencia al “maltrato” que sufre una posible víctima en un proceso. Supongamos que el tribunal no cree del todo al sujeto del caso anterior, puesto que no hubo testigos y no existen demasiadas pruebas, por lo que estaríamos ante un caso difícil de demostrar. En este caso el sujeto estaría siendo víctima del propio proceso penal.
- Terciaria: Son las personas que sufren las consecuencias. Por ejemplo un chico realiza un delito de sexting por el que es condenado, pero los padres de este sufren una condena social, como increparles o insultarles únicamente por ser sus padres.
Factores de victimización.
Otros de los puntos más importantes al hablar de las víctimas, son los factores de victimización, es decir la explicación de que una persona es más propensa a ser víctima que otra. Estas cuestiones dependerán del tipo de delito que pueda darse, pero a modo de resumen existen algunas comunes:
- Sexo, predominando el femenino como potencial víctima.
- Edad, siendo para algunos delitos las franjas de edad más bajas las más preocupantes y para otros las más altas, sobre todo para los delitos relacionados con la tecnología.
- Nivel de estudios, a menor nivel de estudios mayor riesgo de ser víctima.
- Clase social, usualmente relacionada con el anterior.
- Estilo de vida, existen conclusiones criminológicas que afirman que los adolescentes y jóvenes, tienen mayor riesgo de sufrir un hurto ya que pasan mayor tiempo en la calle y sobre todo en franjas horarias más tardías, como la madrugada.
- Pertenecer a un grupo vulnerable o de riesgo, por ejemplo ser inmigrante, pertenecer a otra nacionalidad, ser homosexual, etc.
A pesar de tener estos rasgos, cada delito tendrá su propio riesgo en cuento a víctimas se refieren.
Cibervíctimas.
Como ya hemos señalado en varias ocasiones, no todas las víctimas encajan en un único perfil sino que este varía de los diferentes factores de victimización, del mismo modo dependen de la oportunidad criminal. Por lo que, en conclusión, todos somos cibervíctimas potenciales en tanto en cuanto hacemos uso de un dispositivo y las redes.
Por aquí os dejo un acceso directo a un artículo que habla sobre la ciberdelincuencia, sus causas y comos se desarrolla. El porqué de la ciberdelincuencia.
Si nos preguntan quién tiene más “papeletas” para ser una víctima en redes, lo primero que se nos viene a la cabeza son perfiles inexpertos, ya sean adolescentes y jóvenes sin experiencia y sin “temor” a las redes, que se confían en la falsa idea de: “eso a mí no me va a pasar” y por otro lado personas de avanzada edad con un desconocimiento total de las peligrosidades que entraña internet.
Estos perfiles son más que ciertos y comunes, pero no son los únicos, algunas investigaciones han determinado patrones que permiten predecir un alto riesgo de cibervictimización.
- Aumento del riesgo al aumentar el tiempo de uso y acceso a Internet.
- Realizar actividades sin tener en cuenta protecciones individuales; por ejemplo atención en la divulgación de datos, descarga de programas en sedes dudosas, etc.
- La no utilización de cortafuegos y/o antivirus seguros, sino confiar en que las descargas de estos son eficientes.
Victimas potenciales.
Como hemos hablado antes encontramos ciertos perfiles de sujetos que son más propicios para ser posibles víctimas que otros, algunos de ellos pueden ser:
- Jóvenes: Junto con las personas más mayores conforma uno de los perfiles más ingenuos. Las personas más jóvenes tienden a tener una visión distorsionada de la realidad, al sentirse protegidos en el ambiente en el que se envuelven: amigos, familia, etc. Esto da lugar a que no sean conscientes de la idea de que exista un daño o un riesgo real en la red y eso unido con la curiosidad de cualquier joven (y no tan joven) permite un posible contacto con la ciberdelincuencia.
- Riesgos más comunes en los adolescentes:
- Grooming.
- Ciberbulling.
- Publicidad engañosa.
- Estafas.
- Fraudes.
- Juegos de azar. (Ilegales)
- Divulgación de la identidad y privacidad.
- Riesgos más comunes en los adolescentes:
- Mayores: La utilización de tecnología por sujetos que no han crecido con ella, que no han formado parte de su día permiten a ciberdelincuentes; como estafadores, hacerse eco de esa ingenuidad y dar lugar a explotar vulnerabilidades que se traduzcan en estafas, engaños, robos, etc. El ejemplo más claro lo tenemos en cuestiones de Phising.
- Discapacitados: Las personas con discapacidades tanto física como mental pueden ser objetivo directo de cibercriminales, ya que estos buscan identificar víctimas potenciales mediante interacción social como por ejemplo en foros.
- Otros:
- Personas que han estado en el momento y lugar equivocado.
- Individuos con necesidades de atención especial, que intentan salvar sus necesidades en webs: para buscar pareja, sextas, grupos religiosos online, para ganar dinero rápidamente, etc.
- En conclusión; sujetos desesperados por ciertas cuestiones de su vida que los hacen vulnerables y por tanto se exponen a un riesgo real.
- Seudo-víctimas. En este caso no podemos dejar de tener en consideración a aquellas personas que se consideran víctimas pero realmente no lo son, ya que el delito no ha ocurrido nunca. Algunos ejemplos:
- Venganza.
- Ira hacia terceros, acusándolos falsamente de cibercrimen.
- Se declaran víctimas para encubrir un delito propio.
- Se hacen pasar por víctimas para recibir una ayuda o cantidad monetaria por parte del Estado o de las compañías de seguros.
¿Y si te toca a ti?
Como ya hemos visto existen multitud de posibilidades que te permiten convertirte en víctima, independientemente de los factores que te rodean nadie está a salvo de poder sufrir un delito.
Por ello, es preciso conocer la posibilidad de denuncia ante las autoridades oportunas, así como ciertos métodos de protección determinados por INCIBE, al igual el conocer de la existencia de un Nº telefónico 017, que te permite determinar si estás sufriendo un ataque y qué pasos a seguir a partir de ese momento, poniéndote en contacto con especialistas en Ciberseguridad.
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AUTOR
Criminóloga, Cibercrimen y Ciberseguridad